Hoy se ha despedido,
dejó pedacitos de su alma en cada rincón del edificio,
sus ojos cansados derramaron lágrimas
al escuchar el bello coro de ángeles
que estaban frente a ella y que la rodearon amorosos,
le regalaron flores blancas cual su alma pura,
reflejo radiante del amor
que profesó más de treinta años
impartiendo clases en las aula.
Ella tiene la satisfacción del deber cumplido.
¡Cuántos recuerdos quedaron!
¡Cuántos recuerdos se lleva!
Ahí va, ha cumplido.
Con el corazón en la mano te decimos adiós,
y te extrañaremos…
¡Querida Maestra!
¡Maestra Jubilada!
Con mucha alegría homenajeamos a una docente que desempeñó sus actividades en nuestra escuela, y ahora disfruta de su jubilación.
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